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Descripción
Detalles
Machaque las bayas con el mortero para liberar las notas almizcleñas y de madera.
En boca, las bayas de enebro poseen una textura medianamente mordaz y suave, casi dulce. Concuerdan de maravilla con codillo de cordero braseado con vino tinto, chucrut, carne de caza, marinado, relleno, salchichas o carnes a la parrilla. Las bayas enteras soportan perfectamente una infusión durante una cocción y desprenden cautivadores aromas a especias.
En la cocina escandinava, realzan el sabor de un plato de cerdo.
Estas bayas azules violáceas son los frutos maduros del Juniperus communis. Este arbusto crece en el sur de Europa (Albania, Croacia), en el norte de Magreb, en América del Norte y en Asia. Se utilizan desde hace miles de años. Los babilonios, los egipcios, los tibetanos y los indios norteamericanos utilizaban las bayas en sus rituales, sus remedios o como especia. Los griegos dedicaban las bayas a Hermes. Los romanos utilizaban las bayas como sustituto de la pimienta (Piper nigrum) porque eran menos costosas, tan redondas como ella y ligeramente picantes.
Complementario
Informaciones complementarias
País de origen | Albania |
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Post | n/a |
Ingredientes | Bayas de enebro |
Condiciones de conservación | Conservar en un lugar fresco y seco, protegido de la luz. |
Alérgeno | Sin alergeno |
Consumo preferente | 5 años |
Información nutricional | n/a |
Especie botánica | Juniperus communis |
Otros nombres | Enebro, enebriza, enebro real, enebro común, baya de enebro. |
Modo de cultivo | Cultivado, Introducido, Salvaje |
Color | Negro |
Escala de intensidad | Viva y vigorosa (3/7) |
Registro aromático | Animal, Picante, Vegetal |
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